En sus marcas, listos, fuera.
¿Pueden todos los niños llegar a su meta?
Por Mitsi Nieto*
Hace algún tiempo tuve la fortuna de sumarme al área docente de la universidad en línea de la sep, que oferta licenciaturas y maestrías gratuitas. Ayer revisaba trabajos de la materia que actualmente imparto "Proyecto de vida", en esta tarea los estudiantes debían escribir su historia y los relatos de mis estudiantes me conmovieron profundamente. Personas que vienen de lugares marginados, en el campo o las ciudades y crecieron en medio de la pobreza, del maltrato, del abandono y todas las secuelas que generan la ignorancia y la desigualdad. Son historias de mucho esfuerzo, profundamente inspiradoras de gente que hoy en día tiene un trabajo, una familia y se esfuerza por terminar una carrera en línea. Sin embargo esto me llevó a reflexionar sobre la infancia en México y en el mundo. Hay muchos niños que no parten de las mismas condiciones, que tienen que sortear retos extremos si quieren lograr sus sueños; las opciones que tienen más sencillas son la violencia y la delincuencia, pero algunos, optan por la educación pública como ese asidero que les ayude a tener un espacio de pertenencia y un ideal por el cuál esforzarse. Algunas condiciones de las que parten son como los dos testimonios siguientes (los nombres han sido modificados):
“Desde mis 13 años tuve que salir de casa y buscar lo que anhelaba, un futuro mejor, hablaba solo cuando caminaba parecía loco, me sentaba en lo más alto del cerro cuando pasaba por allí, aún seguía preguntándome ¿Por qué a mí?, ¿Por qué Dios no me ayudaba?, ¿Por qué me mandó en una familia pobre? cuando muchos tienen y ni siquiera lo aprovechan, preguntas tras pregunta, me encontraba derrotado. Pensaba mejor en ponerme una soga al cuello o tirarme del cerro más alto, me sentía solo y abandonado, ya no quería vivir” (Tomás, 38 años)
También están aquellos que tuvieron que lidiar con situaciones familiares de violencia y pobreza extrema:
“Viví con mis padres y mi hermano hasta los 6 años cuando después de una pelea por parte de mis padres hizo que mi madre nos llevara lejos de nuestra familia. Estuve alrededor de dos años viviendo en casas ajenas por plazos no mayores a 15 días porque mi mamá no tenía una casa a dónde ir, pasamos hambre, frío, miedos, incluso estuvimos a nada de morir por desnutrición” (Sara, 34 años)
Aún con estas situaciones tan adversas, estos estudiantes lograron darle un sentido al sufrimiento y establecer metas que los llevaban a la educación formal como vía de acceso a mejores condiciones de vida. Obtuvieron un trabajo que les permitió lograr ingresos estables y hoy están cursando su licenciatura gratuita en línea y tienen una oportunidad para mejorar su vida laboral.
“Hoy puedo decir que gracias a Dios le puedo dar a mi familia lo que un día me propuse, cumplí mi palabra con aquellos que me ayudaron, regrese a recordarles que yo soy aquel quien regalaron una prenda para ponerse, un zapato, un lonche, los que me llevaron a la escuela en su vehículo sin dar un peso. Pude darle a mis padres y hermanos una mejor vida” (Tomás, 38 años).
Algunos lograron superar adicciones profundas, depresiones o violencia “heredadas”simbólicamente por el ambiente en el que crecieron y lograron formar una familia con posibilidades distintas para sus hijos.
“(después de superar mis adicciones) me mudé de ciudad, comencé de nuevo, con sueños, metas, ambiciones. Encontré un gran empleo, logré entrar a la universidad, encontré una casa a la cual llamar “Mi hogar”, tengo a mis hijos conmigo y buenos amigos, pero sobretodo, supe quién era y lo que quería lograr con mi vida” (Sara, 34 años)
Estas historias desafortunadamente no son las únicas que vemos en este país, mayoritariamente pobre. Recordemos que de acuerdo al Coneval el porcentaje de pobres por ingreso en México era de 48.8% en 2018. Pero se considera que podría pasar a 56% este año en el mejor de los escenarios, y a 56.7% en el peor de ellos por las consecuencias económicas de la pandemia (INFOBAE, 2020)
Sería genial que en este país la gente partiera de condiciones más equitativas para lograr grandes sueños ¿no? Que el mayor reto de un niño de 6 años no sea reparar sus zapatos de hule rotos o cuidar a sus hermanitos porque sus padres se fueron "al otro lado" para subsistir; o porque viven en un ambiente de adicciones, que los padres no han podido trascender; o porque literalmente pasan frío y hambre.
Estas historias han sido excepcionales porque han tenido un "final" feliz, pero hay muchas otras que no, cuyas salidas son la delincuencia organizada, el narco, las adicciones y otros modos de autodestrucción.
Si, sería genial que las preocupaciones de todo niño fueran a qué jugar hoy, cómo resolver un problema matemático o elegir un nombre para su mascota ¿Cómo vamos a lograrlo?¿Cómo seguir trabajando porque eso sea algún día una realidad?
El reto como sociedad es hacer que haya más opciones para todos. El psicoanálisis tiene el deber social de aportar herramientas simbólicas, democráticas (para todes); educativas, como una teoría del sujeto. Herramientas que permitan elaborar y resignificar estas historias y construir otras posibilidades y claro, la educación en general tendría que apostar por un pensamiento crítico que favorezca la transformación social hacia modos de economía menos desiguales y violentos.
* Mitsi Nieto Durán es Psicóloga por la UAM Xochimilco, Maestra en Clínica Psicoanalítica por la Universidad de León, en España. Maestra en Educación, por la UPN. Doctora en Ciencias Sociales, con especialidad en Educación, por la UAM Xochimilco.
REFERENCIAS
INFOBAE (2020) Alerta Coneval más de 10 millones de pobres en México como resultado de crisis por coronavirus. Infobae, periódico en línea. 11 de mayo de 2020. Consultado el 5 de agosto de 2020. Disponible en: https://www.infobae.com/america/mexico/2020/05/11/alerta-coneval-mas-de-10-millones-de-pobres-en-mexico-como-resultado-de-crisis-por-coronavirus/