Amor y cuarentena
Por Mitsi Nieto*
La cuarentena ha representado para todos algo inesperado, un real que irrumpe y que aún no es posible poner en palabras, entender sus reglas, por lo tanto, angustia. Frente a esta situación que nos excede, las personas hemos tenido diversas reacciones, marcadas por el sello fantasmático de quiénes somos, quiénes hemos sido y cómo hemos respondido ante las crisis de vida anteriores. A algunos les da por ser creativos e inventar proyectos o actividades con el tiempo que se ahorran en los traslados que ya no hacen. Hay quienes disfrutan no tener que salir de casa y estar con los suyos más tiempo. Pero también hay quienes no pueden tolerarlo, quienes se aburren, que es una forma de angustiarse. Quienes se deprimen, se enojan, pelean con todos y se encierran subjetivamente, que es peor que el encierro del cuerpo. Es como si existieran muchas cuarentenas, tantas como personas.
Sin embargo, todos tenemos un punto en común: el amor. Lo que sostiene a unos y otros, en formas distintas, es el amor. La gente en estos días sueña al dormir con personas que ama, con reencuentros con gente que amó, como si fuera la vida llamando a la vida, para protegerla. La gente hace frecuentes videollamadas con gente a la que ya no frecuentaba por falta de tiempo, hacen chats grupales con desconocidos para contarles las cosas más inverosímiles o las más importantes.
Para Lacan el amor se produce por azar, es una contingencia. Él se pregunta ¿Cómo es que un hombre ama a una mujer? Y la respuesta que encuentra es: el azar. De pronto en ese encuentro, se da paso de lo contingente a lo necesario y un día se la necesita. Ese amor al saber inconsciente del otro, surge por casualidades, pero permanece, se sostiene porque se relanza la contingencia, la apuesta.
Pero ¿Qué retos tiene para el amor este tiempo de encierro? Evidentemente para quienes están en pareja o en familia, el reto es tolerar la falta de espacio, que el otro sea sólo presencia, que no falte ni un poco, para que pueda surgir el deseo. El reto es que haya deseo, otro deseo, otra intimidad que nos acompañe en estas condiciones de incertidumbre y caos. El otro, los otros, se han vuelto tan necesarios hoy.
Se ha hablado en diversos ámbitos de que la distancia física acerca a los sujetos de modo subjetivo, que estamos más dispuestos que nunca a hacer lazo. Las personas pasan por situaciones terribles y esto nos ha hecho descubrir cuánto nos necesitamos. Surge entonces la contingencia y ¿Por qué no? El amor.
¿Es pues la pandemia un tiempo propicio para el amor? Bueno, depende. Cada uno su pandemia, como dicen. Pero sí es un tiempo en el que se vale recuperar y explorar todos los recursos afectivos, todos los vínculos que han sido importantes, todas las cosas que nos hacen sentir bien y que le dan sentido a la existencia. Son tiempos para preguntarnos ¿Qué es lo que he anhelado en la vida? Y volver a buscar algo de eso en mis días, ahí con quién he elegido compartirla, o bien, si no hay nadie al lado, si aún no ha bastado el azar, si no ha surgido el amor en ese otro que yo he amado, para que se produzca el milagro del encuentro. Si no hay otro al lado, entonces es un buen momento para seguirlo buscando, así sea en instagram o en el tinder o en todas las redes sociales, porque si, definitivamente, estos también son tiempos para el amor.
Basado en Tendlarz (2020)
* Mitsi Nieto Durán es Psicóloga por la UAM Xochimilco, Maestra en Clínica Psicoanalítica por la Universidad de León, en España. Maestra en Educación, por la UPN. Doctora en Ciencias Sociales, con especialidad en Educación, por la UAM Xochimilco. (Y sí, con la misma pareja desde hace 14 años, buscando cada día relanzar la apuesta).